Las ciencias constituyen un objeto relativamente reciente
del examen de ciertos movimientos sociales actuales. Las críticas desencadenan
inmensas expectativas -o temores-
basados en el reconocimiento de que constituimos una cultura científica,
que la racionalidad científica no sólo está presente en todas las formas de
pensamiento y acción de nuestras instituciones públicas, sino, incluso, en
nuestras formas de pensar sobre los detalles más íntimos de nuestra vida
privada. Esto es planteado por S. Harding en su libro "The ScienceQuestion in Feminism" , del cual me gustaría compartir con vosotros un
pequeño resumen de ciertos fragmentos que me han llamado la atención.
Durante el último siglo, el uso social de la ciencia ha
cambiado: siendo antes una ayuda esporádica, ahora se ha convertido en el
generador directo de la acumulación y el control económico, político y social.
Si alguna vez lo fue, el científico ha dejado de ser el genio excéntrico y
socialmente marginal que gastaba sus bienes privados y, a menudo, su propio
tiempo en tareas puramente intelectuales que le interesasen. Excepto en casos
muy raros, su investigación carecía de utilidad social previsible. En cambio,
él (o, desde hace menos tiempo, ella) forman parte de una numerosa mano de
obra, entrenada desde la escuela elemental para ingresar en los laboratorios
universitarios, industriales o gubernamentales en los que se pretende que más
del 99% de la investigación pueda aplicarse de forma inmediata a proyectos
sociales. Si estos enormes imperios industrializados no pueden demostrar que
estén al servicio de los mejores intereses de progreso social, en relación con
una búsqueda del saber objetiva, desapasionada, imparcial y racional, es
imposible justificarlos en nuestra cultura. En las culturas modernas, ni Dios
ni la tradición gozan de la misma credibilidad que la racionalidad científica.
Sin duda, las feministas no constituyen el primer grupo que
ha examinado de este modo la ciencia moderna. Las luchas contra el racismo, el
colonialismo, el capitalismo y la homofobia, así como el movimiento
contracultural de los años sesenta y los movimientos ecologistas y
antimilitaristas contemporáneos han realizado agudos análisis de los usos y
abusos de la ciencia. En este caso,
solamente me voy a centrar en el movimiento feminista, debido a la curiosidad
que ha despertado en mí y a la limitación en la extensión del texto, que ya
excede el número de palabras acordado.
El feminismo y la ciencia
A partir de mediados de los años setenta, las críticas
feministas de la ciencia han evolucionado desde una postura reformista a otra
revolucionaria, de unos análisis que daban la posibilidad de mejorar la ciencia
que tenemos a la reinvidicación de una transformación de los mismos fundamentos
de la ciencia y de las culturas que le otorgan su valor.
La postura feminista radical sostiene que las
epistemologías, metafísicas, éticas y políticas de las formas dominantes de la ciencia son
androcéntricas y se apoyan mutuamente; que, a pesar de la creencia en el
intrínseco carácter progresista de la ciencia, la ciencia actual está al
servicio de tendencias primordialmente retrógradas, y que tanto la estructura
social de la ciencia como sus aplicaciones y tecnologías, sus formas de difinir
los problemas y de diseñar los experimentos son no sólo sexistas, sino también
racistas, clasistas y coercitivos en el plano cultural.
Parece que el origen de estas críticas feministas, en
principio menos radicales, está en el compromiso explícito con la crítica de
las prácticas y creencias sociales tradicionales de la moderna historia
occidental. Desde esta perspectiva, las críticas feministas de la ciencia
podrían considerarse como una llamada a una revolución intelectual, moral,
social y política de la moderna cultura occidental, la cual nos llevaría a un
posible progreso cultural.
Tras leer y reflexionar sobre este trocito de libro, mi
conclusión es que la posesión de un pensamiento crítico racional de ciertos
métodos científicos y teorías aceptadas socialmente es en cierto modo, una
forma científica de cuestionar la propia ciencia, siempre que no se base en las
irracionalidades de los movimientos sociales extremistas que anulan una
característica indispensable de la ciencia, la razón.
El conocimiento científico no es sujeto de estos análisis. El perfil de emisión de una antena corrugada (por decir algo) ni es de izquierdas ni de derechas ni machista o feminista. Otra cosa es el papel social de la generación de ese conocimiento, i.e ¿por qué se ha elegido estudiar ese problema y no otro? ¿Cuanto dinero se pone en ello? ¿Quien contrata a los investigadores y con qué criterios? etc.
ResponderEliminarEl momento del curso en el que estamos está pensado más para la primera parte, mientras que la segunda es el corazón del tema 6: sistemas ciencia tecnología sociedad.
No lo digo por eludir la cuestión de fondo, sino por ordenar un poco la asignatura. El tema es muy interesante, y admite ese punto de vista y el contrario, la ciencia como ayuda "del poder" en su mantenimiento y ejercicio, pero también como un contrapoder y limitador de excesos. Hablaremos ;-)
[off-topic] Cuidado con las etiquetas para mantener el blog ordenado. Se ha incluido el título de la entrada como etiqueta cuando debería haberse utilizado el tema en el que estamos ((1) Qué es ciencia). Ya lo he cambiado yo. ;-) [/off-topic]
ResponderEliminarGracias Iñaki
ResponderEliminarPerdón, se me fue. Gracias Iñaki!
ResponderEliminarCon motivo de la celebración del día internacional de la mujer, el 8 de marzo, se han publicado una serie de entradas interesantes sobre la cuestión de género en la ciencia. Cito a continuación 3:
ResponderEliminar“Los estereotipos de género en la Ciencia son iguales que en cualquier otra profesión” Flora de Pablo, profesora de Investigación del CSIC y ex presidenta de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas, cierra el ciclo ‘Mujer y Ciencia’ del Cenieh
http://www.dicyt.com/noticias/los-estereotipos-de-genero-en-la-ciencia-son-iguales-que-en-cualquier-otra-profesion
Isabelle Vernos, presidenta del grupo de igualdad en el Consejo Europeo de Investigación. “Las cuotas no son la solución porque comprometerían la producción científica de las mujeres”
http://www.agenciasinc.es/Entrevistas/Las-cuotas-no-son-la-solucion-porque-comprometerian-la-produccion-cientifica-de-las-mujeres
Women in physics and mathematics
http://www.quantumdiaries.org/2013/03/08/women-in-physics-and-mathematics/