Desoyendo los buenos consejos de nuestro compañero
Iñaki sobre escribir un fragmento sobre el gran físico Olivier Heaviside, y a riesgo
de reprimendas, opté por cambiar de personaje.
Bueno, tampoco es mi deseo engañaros y dármelas de rebelde. En realidad,
busqué información sobre Heaviside y constaté, como bien comentaba Iñaki, que
efectivamente, es el eterno olvidado. De hecho, entiendo que es un tema que
merece discusión aparte: cómo en ocasiones la propia comunidad científica se
cierra a nuevas ideas de un “Don nadie” o excelentes científicos por diferentes
motivos no obtienen el crédito que merecen. De ahora en adelante, en honor a Heaviside, diré las ecuaciones de Maxwell-Heaviside.
O. Heaviside ejerció como científico y se (mal)
ganaba la vida como tal. Sin embargo, el tema de discusión se centraba en científic@s
no profesionales siguiendo con el ejemplo de J. Horrocks. Así pues, gracias a
un libro cortito (de extensión, que no de miras) y altamente divulgativo
titulado “Momentos estelares de la ciencia” de Isaac Asimov, descubrí a Antony Van Leeuwenhoek (1632-1723).
Lo primero que me llamó la atención del
personaje es su ciudad de procedencia, Delft. Se trata de una pequeña ciudad
del sur de los Países Bajos (donde pasé además un año de mi vida). Así pues, no es de extrañar que entre Vermeer
y Van Leeuwenhoek se repartan placas, monumentos y demás reconocimientos en la pequeña
pero entrañable Delft.
Antony Van Leeuwenhoek pertenecía a una humilde
familia de comerciantes. Su oficio más reconocible fue el de pañero, ámbito en el que
incluso emprendió un negocio. Más adelante pasó a convertirse en el ujier del
ayuntamiento hasta el fin de sus días. El catalizador del interés en la ciencia
por parte de Leeuwenhoek, y concretamente del mundo de “lo pequeño”, es el libro
Micrographia de Robert Hooke. A partir de entonces, Leeuwenhoek dedicó su vida
a fabricar lentes y a observar todo lo que estaba a su alcance con dichos
dispositivos. El éxito de su obra radica en varios aspectos:
i)
Sus técnicas para pulir lentes
eran capaces de proporcionar aumentos de hasta 200 por 1. (Todo esto sin
simulador ni metamateriales).
ii)
Su agudeza visual innata,
paciencia y especial cuidado en el ajuste de la luz hacía que sus imágenes
fueran de una calidad diferencial respecto a las de sus colegas.
iii)
Su capacidad para describir con
claridad y detalle lo que observaba a través de sus lentes. Además, no se
privaba en pasar por sus inventos todo objeto factible de ser observado.
Van Leeuwenhoek fabricó a lo largo de su vida
419 lentes con los que observaba insectos, cabellos, gotas de agua, raspaduras
de diente… En 1683 realizó el mayor de sus descubrimientos, las bacterias. No
pudo observarlas de forma totalmente nítida pues aún eran demasiado pequeñas
para sus lentes. Como muchas veces ocurre, él no fue consciente de la
importancia de su hallazgo.
Van Leeuwenhoek escribió numerosas cartas a la
Royal Society describiendo tanto las lentes y su proceso de fabricación, como
los hallazgos que con ellas obtenía. En 1677, el propio Robert Hooke, construyó
microscopios siguiendo las instrucciones de Van Leeuwenhoek y reprodujo los
resultados que aparecían en sus manuscritos. Este hecho le supuso el salvoconducto
para entrar en la Royal Society (1680) y obtener el prestigio suficiente para
que sus resultados fuesen considerados válidos por la comunidad científica.
Así pues, este humilde holandés y su pericia,
paciencia y dedicación, sentaron las bases de la observación microscópica en la
biología moderna.
Algunos lo llaman físico, otros matemático... creo que Heaviside casa mejor con el concepto de ingeniero, y me gusta considerarlo el primer ingeniero de teleco de la historia. ¿Qué decíamos en la clase anterior de si la ciencia tenía héroes? Vaya, me habéis pillado... Dejo por aquí una lectura sobre él, porque merece la pena.
ResponderEliminarNo menos impactante resulta la vida y logros de Robert Hooke, que también se menciona aquí. Dejo otra breve lectura. Perdón por la autoreferencia. ;-)
Interesantes lecturas! Te felicito por el blog!
ResponderEliminarBuen trabajo sobre el de Delft (no voy ni a intentar escribir su apellido). Un ejemplo de hobbies productivos. Seguro que se lo pasaba genial el tío.
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